Continuando con nuestra exploración sobre los tesoros que las posturas nos regalan, en esta ocasión hablaremos de la apertura de caderas, que dentro de nuestra práctica de Ashtanga Vinyasa Yoga (sobre todo en la primera serie) es nuestro pan de cada día. Recordemos que las posturas son en sí mismas un camino hacia nuestro bienestar y felicidad, que nos permiten enfocar nuestras mentes y liberar cualquier tensión emocional en nuestros cuerpos.
Las caderas se relacionan con el segundo chakra, el cual se asocia con la sexualidad, sensualidad, el movimiento, la fluidez y la creatividad. Así mismo, se consideran un lugar de almacenamiento de emociones que no deseamos confrontar y, por lo tanto, esconderlas en los confines más profundos de nuestro ser. En lo físico, cuando las caderas están tensas, aumentan la carga en la espalda provocando un uso excesivo de la columna que a la larga conlleva a problemas de movilidad.
NUESTRAS CADERAS EN LO FÍSICO…
Hay más de 20 músculos que cruzan la cadera. Estos incluyen músculos internos del muslo llamados aductores, músculos externos del muslo llamados abductores, flexores de cadera (de los cuales el psoas mayor es el jugador más grande y fuerte (puedes leer aquí más sobre este músculo https://bit.ly/31vnx2r), rotadores laterales profundos y más. Hay entre 17 y 25 músculos en las caderas, dependiendo de cómo se clasifiquen.
La pelvis es una complicada pieza de ingeniería, con huesos, músculos, ligamentos, tendones y fascia que ayudan a estabilizar el cuerpo y a permitir el movimiento. Varios músculos, el ilíaco y el psoas mayor, forman el grupo al que todos se refieren comúnmente como flexores de la cadera. Estos son músculos grandes y tienden a estar tensos, ya que los mantenemos en una posición, ya sea que estemos de pie durante mucho tiempo o sentados en un escritorio todo el día. Rara vez dejamos que nuestras caderas jueguen o exploren un rango completo de movimiento.
Debajo de estos músculos, se encuentra la articulación esférica más grande del cuerpo, que es una de las principales articulaciones que soportan el peso. La articulación se forma donde el hueso del muslo se encuentra con la pelvis con una perilla en forma de bola que encaja en la cavidad formada en el hueso de la cadera. El cartílago suave y resbaladizo permite que los huesos se muevan entre sí fácilmente, sin dolor.
Una vez que ya sabemos en qué consiste y en donde se encuentran es importante saber también que dado el sedentarismo en el que vivimos (puede leer más sobre esto aquí https://bit.ly/3b3wmE6) , donde pasamos demasiadas horas sentados frente a nuestros escritorios, la televisión, automóviles, etc. provoca que las caderas se aprieten y nos pasen factura, como por ejemplo: puede provocar tensión en los cuadriceps, la parte interna de los muslos, los isquiotibiales, los rotadores laterales y el psoas. De hecho, el dolor lumbar a menudo se debe a la tensión de los músculos de las caderas y los glúteos.
CONECTANDO CON NUESTRAS CADERAS EN LO EMOCIONAL…
Desde una perspectiva yóguica tántrica, la pelvis es el hogar del segundo chakra, Svadhisthana, que está estrechamente asociado con las emociones y con el inconsciente. Cuando el segundo chakra está bloqueado, obstaculiza nuestra capacidad para soltar y dejarnos fluir. Seguramente se han dado cuenta de que cuando hacemos aperturas profundas de cadera, de plano tenemos que agarrarnos, porque simplemente no podemos abrirnos completamente a la postura.
¿POR QUÉ SE CIERRAN LAS CADERAS?
Normalmente cuando nos sentimos amenazados, nuestra primera reacción es acercar las rodillas a nuestro pecho y acurrucarnos en una postura fetal para protegernos. Si escuchamos noticias tristes que nos hacen llorar, la respuesta es retirarnos a la postura fetal para llorar y protegernos. La acción de contraer las rodillas cuando vivimos una situación emocional sin importar cuán dramática sea, comienza en las caderas. Los músculos se aprietan con fuerza pero nunca se liberan por completo. Este agarre prolongado de las caderas no solo atrapa la tensión muscular, sino también la tensión emocional. Es la misma acción de apretar el puño cuando estamos enojados o rechinar los dientes cuando estamos estresados. Ya sea un evento traumático o múltiples eventos pequeños, los sentimientos de miedo, ansiedad y tristeza se almacenan en las caderas hasta que los traemos a la superficie y permitimos una liberación. Cuanto más reprimimos una emoción, más fuerte será el agarre.
Desde la perspectiva del yoga, la mente y el espíritu están unidos, por lo que lo que le sucede a la mente también le sucede al cuerpo y al espíritu. En otras palabras, si algo nos molesta espiritual, emocional o mentalmente, es probable que se manifieste en nuestro cuerpo. A medida que vamos avanzando en nuestra practica, esas emociones enraizadas suelen salir a la luz, soltarse y sanarse.
Cuando el cuerpo sufre un trauma, nuestro reflejo instintivo es apretar estos músculos profundos. El problema es que no lo dejamos ir. De acuerdo a Peter Levine «el trauma puede resultar de experimentar un desastre natural como un incendio, sufrir un accidente, caerse, sufrir la pérdida de un ser querido, someterse a una cirugía e incluso el estrés del embarazo y el parto». Estos traumas permanecen con nosotros, como un “residuo congelado de energía que no ha sido resuelto y descargado; este residuo permanece atrapado en el sistema nervioso, donde puede provocar estragos en nuestro cuerpo y espíritu ”, causando síntomas a largo plazo como ansiedad, dolor de espalda o insomnio. Nuestras caderas son como un cuenco que atrapan y retienen residuos de un trauma, una emoción u los estragos de un periodo prolongado de estrés.
Un desequilibrio en el chakra sacro conduce a adicciones como el alcohol, el sexo, las compras, etc. También podemos llegar a sentirnos deprimidos, frustrados creativamente, atrapados en la vida y en el juicio de los demás.
EN LO ESPIRITUAL…
Las caderas están estrechamente vinculadas con nuestras relaciones de pareja, en el trabajo y con nosotros mismos. La relación más importante de todas es la que tenemos con nosotros mismos y en esa medida tener caderas apretadas puede indicar una incapacidad para abrirse completamente y, lo que es más importante, amarnos por completo. Con relación a nuestras relaciones románticas o de otra índole, las caderas con poca movilidad pueden significar que somos más temerosos cuando se trata de enamorarnos y/o que estamos guardando energía de pasadas relaciones en donde no nos fue bien.
Se dice que la parte delantera de las caderas, está relacionada con cómo enfrentamos el futuro. La tensión de las caderas, el psoas y los flexores de la cadera pueden llegar a significar que dudamos en enfrentar lo que está por venir. Más específicamente, que debemos estar a la altura de nuestras propias expectativas y de las establecidas por los demás. Ya sea tener el trabajo adecuado, el esposo adecuado, la cantidad perfecta de hijos, etc. Por el otro lado, la parte posterior de las caderas está ligada al pasado y a nuestra incapacidad para soltarlo. La parte posterior de las caderas, que puede incluir una espalda baja y glúteos apretados, significa que podemos estar demasiado concentrados en el pasado.
En el caso de las mujeres, que han pasado recientemente por el embarazo y el parto, tienden a tener caderas tensas porque es un lugar de trauma físico y emocional. Las caderas pueden sufrir golpes durante el parto y como resultado, posteriormente, se tensan. Si les sucede algo traumático que le causa tensión en las caderas, es posible que también esté almacenando esa energía negativa ahí.
¿QUÉ PODEMOS HACER AL RESPECTO?
Lo más importante es ser pacientes y compasivos con nosotros mismos, la apertura de la cadera, como la de cualquier otra parte del cuerpo, lleva tiempo, requiere constancia y atención consciente. No te fuerces de más, no te frustres, no te resistas.
Puede haber momentos durante la práctica en los que el llanto, el enojo, la tristeza, ansiedad aparezcan como si nada, si esto ocurre, lo mejor que puedes hacer es dejarlo fluir, dejarte sentir eso que está sucediendo en tu cuerpo, respirar profundo, conectarte con tu respiración es la clave para que pueda irse liberando eso que sientes. Si la sensación es muy intensa, y el llanto se vuelve imparable, recuerda que «no eres tus pensamientos, no eres tus emociones, no eres esas sensaciones que sientes, aunque se sientan reales, eres el testigo que puede observar todo eso, pero no es eso, eres consciencia pura».
Namaste!
¿Estás listo para cambiar tu vida?
Juntémonos a hacer yoga